Javier Pineda, profesor del CIDER, explica que históricamente el trabajo doméstico ha estado marcado por una relación laboral informal, sostenida en la mayoría de los casos por contratos verbales:
"El 80 % de las trabajadoras domésticas no cuenta con un contrato formal. A esto se suma, por un lado, la violencia sexual, que aún se presenta en algunos casos, y por otro, una forma de violencia más sutil relacionada con el maltrato y las relaciones de subordinación".
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